Jorge Catarecha nos ha contado su experiencia en el Concurso de Ortografía donde quedó tercero a nivel nacional. Os adjunto sus reflexiones.
Si alguien os preguntara qué es la ortografía, ¿cuál sería vuestra respuesta? Seguramente la mayoría podríais pensar en reglas para saber cuándo se escribe “v” o “b”, “j” o “g”, a qué palabras se les coloca tilde… (o quizás algunos incluso se acordarían de cierto examen de lengua donde las faltas bajaron la nota más de la cuenta). Y, si la misma persona os dijese que gracias a saber escribir correctamente viviréis una experiencia inolvidable, ¿de qué forma reaccionaríais? Creo que no me equivoco si afirmo que, como mínimo, os quedarías algo incrédulos pensando: “¿Me estará tomando el pelo?”; ya que así es como yo hubiera reaccionado si me lo hubiesen preguntado a principios de septiembre.
Este curso (2º de bachillerato), es como muchos dicen un “no parar”; y estoy totalmente de acuerdo con ellos; pues, aunque el nivel de exigencia de las asignaturas no es más alto que el del año anterior, el problema reside en el ajustado calendario de exámenes enfocado a la tan “temida” PAU. Por este motivo, cuando me dijeron que se iba a celebrar la XVII edición del Concurso Hispanoamericano, me entusiasmé bastante, a la vez que tristemente sabía que no tendría demasiado tiempo libre para prepararlo específicamente. Sin embargo tampoco es que sea algo que sea posible preparar en una semana o dos, pues considero que saber escribir es algo que desde pequeños debe salir de la conciencia de cada uno, nacer de la curiosidad y crecer con la lectura.
No tienen por qué ser lecturas especializadas (ni mucho menos), basta con que, a la hora de escribir, se tenga la suficiente madurez de buscar en el diccionario cómo se escribe tal palabra de la cual no estamos seguros. Y una cosa os digo desde mi experiencia: nunca se termina de aprender, y siempre habrá alguna palabra que os hará dudar.
Tras haber ganado en la fase de centro y en la local, se me presentaba la oportunidad de concurrir a la fase nacional junto con participantes de toda la región española. “¡Cuánta responsabilidad!” fue lo primero que pensé tras la euforia inicial, pues iba a tener que competir con chicos y chicas que probablemente marcarían un nivel altísimo. Quedaban un par de meses hasta el día de la prueba y yo ya estaba algo nervioso pensando en ello. Sin embargo, sin apenas darme cuenta, ya habían pasado las navidades, los preparativos del viaje y estaba cogiendo el primer barco del día junto a la Srta. Inmaculada rumbo a Madrid.
La misma tarde de la llegada estaba planeada una visita por algunos de los lugares más icónicos de Madrid: Palacio Real, Plaza de Oriente, Plaza Mayor… Esta manera de empezar fue idónea ya que no sólo nos permitía aprender cosas nuevas de la capital, sino que también nos daba a los jóvenes la oportunidad de conocernos y de trabar amistad (obviamente no una de toda la vida, pero sí de esa clase de la cual daría pena despedirse al día siguiente). Puedo decir que rápidamente hicimos “buenas migas” entre todos, pues sorprendentemente (o quizás, mejor pensado, no era tan extraño) la mayoría teníamos una inquietudes, gustos o preferencias similares; lo que nos proporcionaba una ingente cantidad de temas sobre los que hablar: desde los académicos: “¿Qué carrera quieres estudiar el año que viene?”, hasta las sugerencias: “¿Qué libro me recomendarías leer este verano?”
La prueba se desarrolló durante la mañana siguiente, de forma eliminatoria a través de varias fases en las que teníamos que escribir tanto palabras como frases completas. Fue, en definitiva, un desafío emocionante en el que se juntaron nervios, horas de preparación previas y, también decirlo, algo de suerte. En conclusión, estoy orgulloso llegar hasta donde llegué (un nada desdeñable tercer puesto empatado con la representante de Asturias); ya que el nivel era muy alto. Personalmente, lo hice lo mejor que puede y para mí eso fue suficiente, ya que considero que realmente eso es lo que califica la actuación de cada persona: el esforzarse al máximo en cada situación. Un esfuerzo que, aun teniendo un mayor o menor fruto, nos otorga plena satisfacción personal, y nos deja henchidos de orgullo al permitirnos decir “estoy contento con lo que he hecho”. Frase que pareciendo tan poco, revela un sentimiento inefable de satisfacción personal que en esencia vale igual o más que un primer puesto.
Probablemente, si ahora os hiciese la misma pregunta que al principio ya no miraríais a la ortografía con los mismos ojos: ahora ya sabéis que de verdad escribir bien regala viajes, nuevas amistades y experiencias inolvidables, de esas que se quedan grabadas en la memoria con permanente y no se borran por mucho que llueva. Por todo esto, no puedo terminar sin pediros una última cosa: que leáis, y si no sois muy amantes de la lectura que le deis una oportunidad. Como ya sabréis tiene numerosos beneficios (entre ellos saber escribir correctamente); y creedme cuando os digo: existen libros para todas las personas y lo único que tenéis que hacer es encontrarlos.
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Felicitaciones a los participantes, ya por haber llegado a esa instancia, ya son sumamente ganadores. Independientemente de quien haya ganado en esa etapa final.
saludos.